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Gijón, Asturias, Spain
Leal, ordenado, idealista, pero,... siempre, siempre, práctico.

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Concurso Hípico Gijón 2019


Si no quieres correr riesgos en la vida, ya has decidido que no deseas crecer. 
Shirley Hufstedler.


El miedo es una reacción y el coraje es una decisión. Decídete.


Si tienes que elogiar, elogia el esfuerzo más que los éxitos.
El esfuerzo es una característica de la personalidad.
El logro puede ser solo fruto de la casualidad.




El hípico somos TODOS.

Decía Maya Angelou que no es lo que te dicen, ni es lo que te hacen, sino como te hacen sentir.

Nos habéis hecho sentir invencibles.

Jose Pekerman, dijo: "solos somos invisibles, pero juntos, somos invencibles" y tenia toda la razón. 

Cuando surgen los obstáculos, nunca mejor dicho, hay que tener coraje para superarlos y trabajar en equipo. 

Cuando los compañeros de trabajo lo dan todo, solo queda agradecer el esfuerzo, independientemente del resultado. 







¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Quien sabe!!


¿Que es la suerte?


Resultado de imagen de buena y mala suerte


«Una historia china habla de un anciano labrador, viudo y muy pobre, que vivía en una aldea, también muy necesitada.


Un cálido día de verano, un precioso caballo salvaje, joven y fuerte, descendió de los prados de las montañas a buscar comida y bebida en la aldea. Ese verano, de intenso sol y escaso de lluvias, había quemado los pastos y apenas quedaba gota en los arroyos. De modo que el caballo buscaba desesperado la comida y bebida con las que sobrevivir.


Quiso el destino que el animal fuera a parar al establo del anciano labrador, donde encontró la comida y la bebida deseadas. El hijo del anciano, al oír el ruido de los cascos del caballo en el establo, y al constatar que un magnífico ejemplar había entrado en su propiedad, decidió poner la madera en la puerta de la cuadra para impedir su salida.


La noticia corrió a toda velocidad por la aldea y los vecinos fueron a felicitar al anciano labrador y a su hijo. Era una gran suerte que ese bello y joven rocín salvaje fuera a parar a su establo. Era en verdad un animal que costaría mucho dinero si tuviera que ser comprado. Pero ahí estaba, en el establo, saciando tranquilamente su hambre y sed.


Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para felicitarle por tal regalo inesperado de la vida, el labrador les replicó: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”. Y no entendieron…


Pero sucedió que, al dia siguiente, el caballo ya saciado, al ser ágil y fuerte como pocos, logró saltar la valla de un brinco y regresó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, éste les replicó: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”. Y volvieron a no entender…


Una semana después, el joven y fuerte caballo regresó de las montañas trayendo consigo una caballada inmensa y llevándoles, uno a uno, a ese establo donde sabía que encontraría alimento y agua para todos los suyos. Hembras jóvenes en edad de procrear, potros de todos los colores, más de cuarenta ejemplares seguían al corcel que una semana antes había saciado su sed y apetito en el establo del anciano labrador. ¡Los vecinos no lo podían creer! De repente, el anciano labrador se volvía rico de la manera más inesperada. Su patrimonio crecía por fruto de un azar generoso con él y su familia. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su extraordinaria buena suerte. Pero éste, de nuevo les respondió: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”. Y los vecinos, ahora sí, pensaron que el anciano no estaba bien de la cabeza. Era indudable que tener, de repente y por azar, más de cuarenta caballos en el establo de casa sin pagar un céntimo por ellos, solo podía ser buena suerte.


Pero al día siguiente, el hijo del labrador intentó domar precisamente al guía de todos los caballos salvajes, aquél que había llegado la primera vez, huído al día siguiente, y llevado de nuevo a toda su parada hacia el establo. Si le domaba, ninguna yegua ni potro escaparían del establo. Teniendo al jefe de la manada bajo control, no había riesgo de pérdida. Pero ese corcel no se andaba con chiquitas, y cuando el joven lo montó para dominarlo, el animal se encabritó y lo pateó, haciendo que cayera al suelo y recibiera tantas patadas que el resultado fue la rotura de huesos de brazos, manos, pies y piernas del muchacho. Naturalmente, todo el mundo consideró aquello como una verdadera desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: “¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!”. A lo que los vecinos ya no supieron qué responder.


Y es que, unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Pero cuando vieron al hijo del labrador en tan mal estado, le dejaron tranquilo, y siguieron su camino. Los vecinos que quedaron en la aldea, padres y abuelos de decenas de jóvenes que partieron ese mismo día a la guerra, fueron a ver al anciano labrador y a su hijo, y a expresarles la enorme buena suerte que había tenido el joven al no tener que partir hacia una guerra que, con mucha probabilidad, acabaría con la vida de muchos de sus amigos. A lo que el longevo sabio respondió:


«¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!».

¿Porque Gijón ignora al Camino de Santiago?

Peregrina alemana a su paso por la Playa de San Lorenzo


Según la estadística, durante el año 2018, han pasado por Gijón, algo mas de 19.000 personas.
Todas ellas camino a Santiago de Compostela, a través del Camino del Norte.
Este Camino es el tercero mas usado por los peregrinos, bastante lejos de los 185.000 del Camino Francés.
Diez años antes (2008), únicamente pasaron por aqui, algo mas de 7.000 peregrinos, es decir, un crecimiento anual de mas de 1.100 personas.

Según los expertos, el Camino del Norte es uno de los de mayor expectativa de crecimiento junto con el portugues.
Tengo la sensación de que los gijoneses vivimos dando la espalda a este fenómeno.
No hay infraestructuras para ello; básicamente albergues asequibles, como hay en otros caminos y eso se nota.

Tampoco tenemos una cultura que valore lo que hacen estas personas.
Cuando caminas por tierras leonesas o gallegas, es habitual que los lugareños te deseen "Buen Camino".
Un costumbre que en Gijón no se tiene.
Cuando te encuentras por la playa de San Lorenzo a personas con la mochila a la espalda y les preguntas que si van a Santiago y les deseas Buen Camino, aparece una sonrisa en su cara.
Unas sencillas palabras, que pueden hacer que esa personas cuando se vuelva a su casa, tenga un buen recuerdo de nuestra ciudad.

La vida de muchos pueblos de Castilla y León y Galicia, ha cambiado gracias al Camino.
El paso de cientos o miles de peregrinos, ha sido un impulso económico muy importante  para sus vidas.

El Camino es una escuela de valores. Una actividad enriquecedora y que tenemos la suerte de que pasa por delante de nuestras casas.

¿Queremos aprovecharlo? ¿Sabremos valorarlo?

What luck, meeting nice people


Que grandes!! Que buenos momentos hemos pasado. Un autentico placer haber coincidido con ellos y haber peleado con el inglés,...